Para la
reducción de la vulnerabilidad es esencial la acción pública, es decir,
políticas estatales en campos como la lucha contra la pobreza, la provisión de
servicios básicos, el reparto de ayuda, así como la preparacion, prevención prevencion de conflictos, prevencion de desastres y mitigacion de desastres.Sin embargo, la
mayoría de los gobiernos de países pobres prestan una insuficiente atención a
la protección de los más vulnerables. Esto se debe en parte a su escasez de
recursos materiales y técnicos. Pero también responde al hecho de que, dado que
las políticas gubernamentales son el resultado de una lucha de intereses en
competencia, tienden a favorecer a los sectores con mayor capacidad de
influencia y a olvidar a los que tienen poca y no representan una clientela
política relevante (De Janvry y Subramanian, 1993:16), como los indigenas, los inmigrantes o, de forma más genérica, los campesinos pobres. En otras palabras, la vulnerabilidad tiene también una dimensión
política: a los vulnerables les falta el acceso a los recursos económicos, pero
también el poder político necesario para obtener el mismo (Walker, 1989:30-31)Por
otro lado, en muchas ocasiones más que de falta de protección hay que hablar de
políticas directamente causantes de vulnerabilidad, como las que dan lugar a la exclusion social, la persecución de minorías, las violaciones masivas de los derechos
humanos y las migraciones forzosas.
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