En el plano
físico, las enfermedades y las incapacidades corporales son una fuente
importante de vulnerabilidad tanto para las personas que las padecen como para
aquellas familias en las que éstas representan una alta proporción respecto a
los miembros sanos con capacidad de generar ingresos. La enfermedad reduce la
capacidad de trabajo y la obtención de ingresos en salud y desarrollo. En el plano sicológico, lo mismo podemos decir de las deficiencias y
enfermedades mentales. Además, también generan vulnerabilidad determinadas
actitudes sicológicas negativas (el victimismo, el fatalismo, la dependencia de
la ayuda), que debilitan la confianza en uno mismo, la determinación y, en
definitiva, la capacidad de los afectados para hacer frente a la crisis
(Anderson y Woodrow, 1989:14)
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